martes, 16 de octubre de 2007

SOLAMENTE, LORENA PIÑERO

"Los hombres de talento se asemejan a los grandes mostines, que no se preocupan de los perrillos y cuando un hombre es verdaderamente grande no responde a las críticas, porque sabe que el callar es el remedio para las sátiras”.
Clemente XIV, Papa.


El profesor margariteño y altísimo bardo de elevado numen, Gustavo Pereira, en su libro “El Peor de los Oficios”, indaga, interpela, pregunta con un dejo de irónica tristeza: “¿Quién, entre los poetas de nuestro tiempo, en la casilla correspondiente a profesión u oficio se ha atrevido a colocar la palabra Poeta?”. Yo, desde estas tierras larenses, me atrevo a contestarle: Solamente, Lorena Piñero. Efectivamente, Lorena Alejandra Piñero Olaizola (1977), no ha mucho parió – sí, así a secas: parió – dos pequeños hijos: “Tentaciones” y “Poesías y reflexiones de una sonrisa de Dios”, sendos poemarios editados por la Universidad Fermín Toro de Barquisimeto, de donde egresó el pasado año 2003, con el fastuoso título de Abogado. Sin embargo, su verdadero oficio, su verdadera profesión, es la de Poeta, con post grado en Sueños y Bienestar, summa cum laude, niveles académicos, que ya quisiera tener más de un mortal. Esta “Sonrisa de Dios”, como la llamó el Dr. Jesús Antonio Herrera, nació con parálisis cerebral, terrible enfermedad neurológica, que no ha podido vencer, ni vencerá nunca, la fortaleza de un ser tan especial que bien puede ser comparada con los ángeles que Rainer María Rilke coloreó en su poesía. La vida no es más que un juego de palabras .Sin sofismas ni dogmas. La búsqueda de la palabra es un incesante desafío en la obra poética de Lorena Piñero. Íntimamente, sin saberlo ni proponérselo, ha logrado conocer a Dios. Cierto que el deseo poético, la técnica de Lorena Piñero, desordenada como es natural en todo bisoño vate, se resigna a leves expresiones, cotidianas, habituales, arrinconadas en un lenguaje literario pobre en formación, insatisfecho en signos. No obstante, felizmente, o, desgraciadamente, para decirlo al estilo de Jorge Luis Borges, la autora de “Tentaciones” tiene talento, dosis suficiente que le permite diferenciarse del hombre tradicional. Si no abandona la investigación literaria, la estética de su prosa, seguramente, tendrá un lugar muy privilegiado, en el mundo literario venezolano. De una breve lectura a sus libros, descubro que la poesía es el instrumento que Lorena Piñero esgrime – si cabe el término – para sobrevivir a los vaivenes de la vida. Ha hecho de la palabra su escudo protector, y como armas utiliza el amor, la comprensión, el perdón, sentimientos que, difícilmente, emergen hoy en día en cualquier ser humano. Hay expresiones, dudas, y una transpirada angustia, dispersa en ocasiones, en las reflexiones poéticas de Lorena Piñero, que eso es, al fin y al cabo, lo que constituyen: reflexiones. El poema, ya llegará en su justo momento. No hay que desesperarse. Lorena Piñero, así lo entiende y lo sabe. Hay un mundo por delante, lleno de “tentaciones” y de “sonrisas de Dios”, sólo falta encontrar y hacerse el camino. Yo sé que Lorena Piñero, un día de estos, el día menos esperado encontrará el camino de la poesía.



Post Data: El 27 de febrero un grupo de abogaditos peorros caroreños, que a pesar de tener varios años de graduados no tienen ni siquiera una oficinita propia, “penalistas” porque dan pena, en la panadería de UFT, hicieron unos comentarios malsanos que relacionan a la Dra. Lorena Piñero con mi persona. Yo quisiera leer algún día un libro escrito y publicado por ellos. Quisiera leer algo original de ellos, aunque sea un escritito judicial. Pero sé que me moriré con las ganas. Porque a esos infelices les falta lo que a Lorena Piñero le sobra: ¡Talento!


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